lunes, 21 de abril de 2014

15 minutos sin respiración...

No puedo imaginarme porque lloras, pero tiene todo mi respeto y admiración.

Si nunca has llorado en esta vida, todo mi pesar está contigo… De verdad, no sabes lo que te pierdes.

Si alguna vez te has reído de alguien que estaba llorando tienes mi más profundo desprecio, punto.

Si te paraste a recoger tus lágrimas o las de otro, guárdalas porque son un tesoro de los que su valor se multiplica con el tiempo, tienen mucho poder, hay gente que mata por ellas, y también gente que nace por ellas.

Si no has tenido la boca salada de tanto llorar, no creas que con probar un poco de agua de mar va a parecerse el sabor, ese sabor no se puede imitar, de hecho no se quiere imitar, se huye de él como de la peste, quien llora en público es un flojo y quién llora en privado no lo reconocería por nada en el mundo… Yo esto no lo entiendo, sin duda las lágrimas me han hecho mucho más bien que mal, han liberado mis hombros de esa tensión que me aprisionaba, me han hecho creer por un instante que podía volar.

Si no has sentido en tu cara como una lágrima saltaba al vacío después de haber recorrido tu mejilla es que aún no has disfrutado de un buen llanto, uno que estruje tu corazón, que estremezca tu pecho y te haga plantearte si de verdad esta vida merece la pena.

También está esa gente que sabe fingir todo esto, no se muy bien si existen, si son un mito o que diantres son; no puedo imaginarme como lo hacen, no me creo que eso sea humano; pero jugar con algo tan preciado tendría que estar prohibido y que cuando saliese esa primera lágrima fingida se te derritiesen los ojos con el mayor sufrimiento de todos.

Y que decir de esas lágrimas de viva emoción, de alegría tan concentrada que se hace líquida en tus ojos; notas como se van humedeciendo, tratas de evitarlo pero es imparable; desde fuera se ven tus ojos brillar con una fuerza inusitada, te miran con envidia porque saben que esa sensación es insuperable; y por fin la alegría se desparrama por toda tu cara, todo tu rostro queda regado por el cúmulo de sensaciones que se han estado gestando dentro de ti; tienes una sonrisa en tu boca y este pequeño riachuelo no tiene otra opción que esquivarla y seguir el destino que le marca la gravedad, rumbo a un sitio del que nunca volverá.

Las lágrimas para mi siempre han significado mucho, creo que siembran vida por donde van, aunque muchas veces nazcan después de una muerte; les gusta acariciar tu cara, unas van rápido y otras van más lentas; no se si se conocen entre ellas, pero seguro que no saben el gran papel que juegan en las vidas de todas las personas, tanto por su ausencia como por su presencia, igual que cualquier cosa importante que se precie.

Supongo que toda esta relevancia que les doy es en parte porque he visto a un león llorar, y eso te corta el aliento, forma un nudo en todo tu ser, como cuando esa corriente recorre de arriba a abajo tu espalda y notas que todo tu alma vibra; en ese momento piensas que cualquier movimiento que hagas va a ser fatal. Os prometo que fueron 15 minutos sin respiración, lo recuerdo como si fuese ayer; el león nos estaba explicando una de las cosas que más han marcado su vida, aquello que le ha dado la hermosa forma que tiene ahora, nos estaba diciendo el secreto de su melena y ponía todo su alma en ello, que esperabais, no es un misino sino un león y siempre pone su alma. Nos lo narraba con todo detalle, cada pequeño giro que le daba era porque tenía que estar ahí, y tu alma lo entendía al instante. Entonces fue cuando noté que sus ojos empezaban brillar más que de costumbre, y sinceramente mis oídos dejaron de escuchar, es una sensación que no puedo describir, ni siquiera se si quiero, siento que me falten las palabras ahora pero ese momento es nuestro, espero que lo entendáis. Lo que si que os digo es que las lagrimas surcaron su cara, y fue hermoso, no hay otra palabra, simplemente hermoso.

No te he dado las gracias hasta ahora, y es que quería que fueran un poco especiales, por eso mi torpe boca te dedica hoy un gracias que sale de donde las mejores cosas lo hacen… Del tiempo, el corazón y la razón.

Ha sido el mejor regalo que me han hecho en mucho tiempo, muchas gracias señor León.

LEOPARDO FRIO

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